domingo, 26 de mayo de 2013

En el bus



Subo al autobús ante las miradas curiosas de sus ocupantes. No es raro sentirse observado en un país donde eres distinto y que además se nota bastante, más por las formas y el modo de vestir que por el color de la piel y mi barba ya más que blanca. En realidad me han confundido con alguien árabe o marroquí en más de una ocasión.

Elijo asiento y, casi de inmediato, por el pasillo aparece una mujer joven que soporta en la espalda a su pequeño hijo envuelto en un chal. Siempre me he preguntado que sistema de sujeción usaran para que el niño se mantenga estable y no se caiga. La mujer pide limosna pero no todo el mundo muestra solidaridad. La escena se repetirá otras veces en el mismo u otro transporte, con indigentes diversos, jóvenes o ancianos, con discapacidad o sin ella. Es la gente de más edad quien muestra un mayor grado de solidaridad y eso me parece significativo.

Acabo de dejar la bicicleta en el maletero del autobús. En Marruecos puedes transportarla con facilidad aunque generalmente el precio por ella nunca te lo dicen, depende, ¿de qué depende? te preguntas, ¡ah!, pues vete a saber. Es el conductor o el ayudante quienes cobran a su libre albedrío después de echarme un vistazo a mí y luego a la bicicleta.

Antes de llegar a la estación he sido literalmente asaltado por unos cuantos captadores de viajeros. Unos llevan una placa y son empleados  "oficiales", y los otros, cualquier persona que busca una comisión. Lo cierto es que sin duda te facilitan las cosas por una pequeña recompensa en metálico.

Sigo en mi asiento, hace calor y tardamos en partir. La hora fijada no se cumple. Uno de los empleados a voz en grito anuncia la salida del bus cantando el destino. Y la espera continua sin que sea capaz de determinar los motivos concretos. Supongo que quieren partir con el máximo de asientos ocupados. Menos mal que no me espera un avión o cualquier otro motivo donde el horario tuviese su transcendencia. Espero pacientemente, no me queda otro remedio.

Mis compañeros de viaje son gente sencilla, como suele corresponder a las personas que viven de la agricultura o la ganadería. Viajamos por zonas rurales, generalmente llanas y áridas. A tenor del tipo de vestimenta o aseo personal, me temo que su poder adquisitivo es realmente bajo.

Arrancamos por fin. Sigue el insoportable calor  y no hay aire acondicionado. La puerta delantera de bus permanece abierta para que entre aire del exterior, y el portón trasero del bus va levantado para que el motor no se caliente demasiado. Me aseguran una y otra vez que no es normal la temperatura que hace estos día. 

Paradas para recoger más viajeros o dejar otros, muchas paradas. Sube un joven que ofrece goma de mascar y pañuelos de papel.  Y  en otra parada cualquiera, sube un hombre de larga barba que recorre el pasillo dejando a cada persona un pequeñito libro de oración escrito en árabe.  Me mira y no me tiene en cuenta, cosa que me parece mal. Sí me tuvo en cuenta aquel que nos ofreció linimento en pomada. Tenía muy bien estudiado el método y después de una larga parrafada al público viajero, al estilo de los antiguos charlatanes, se gastó un tubo poniendo una ligera cantidad del producto en la muñeca de cada persona  que consintió, así podías apreciar su fuerte olor mentolado y el calor que transmitía al frotarlo sobre la piel. Y además entregaba a otros el prospecto para que lo leyeran.  Este hombre vendió bastante, yo creo  que era lo que llamaríamos un buen comercial y muy avispado. En fin, hasta nueces ya peladas he comprado en el bus, aunque con un alto contenido de morralla en medio del paquete.

Calor, paradas y más paradas.  Lo sorprendente es que se detiene incluso en la autopista. El viajero espera a que lo recojan en el arcén y para ello antes ha tenido que saltar la valla de separación. Desde un punto de vista de la seguridad es absolutamente demencial porque representa un gran peligro para todos, incluyendo a los viajeros del propio autobús. El resto de las paradas serán no solo las programadas en cada población, también lo serán donde el pasajero  avise al cobrador para bajarse o donde haya una persona que levante la mano a la orilla de la carretera. Un servicio "personalizado" que yo imagino solo pasa en determinadas rutas o a criterio de la compañía de transportes o del propio personal al mando. El viaje puede hacerse tedioso así que las prisas no tienen mucho sentido. Mejor tomárselo con calma.

El viaje es largo y hacemos un  alto para comer durante media hora. No hay tienda de comestibles, hay un bar-cafetería y un puesto donde asan carne que previamente has de comprar en un puestecito anexo. Todos saben que hacer y lo hacen, menos yo. Es mucha gente y aunque me apetecería comer de eso no me atrevo a ponerme en la cola porque sé que mi comunicación va a ser mala y retrasaría al personal. Pido un café y me tomo un plátano que llevo en la bolsa mientras observo cómo la gente se acerca al puesto de la carne. Las medidas  higiénicas no me parece que existan porque corderos enteros, aves y otras piezas cuelgan de sendos ganchos al aire libre y con un calor de justicia. Esta imagen es repetitiva en la mayoría de las  carnicería del país; solo vi una en la que la carne estaba envuelta en trozos de plástico transparente, aunque eso si, a la intemperie, al calor, nada de frigorífico.

El bus continúa su camino y no mucho tiempo después entramos en zona de montaña donde las curvas y el movimiento harán estragos entre los viajeros. Las bolsas amarillas vuelan de las manos del cobrador a otras tantas personas que las reclaman. Fue empezar uno a vomitar y como si de un acto solidario se tratara otros deciden acompañarle. Increíble. Afortunadamente soy poco escrupuloso. Pena me dieron los dos ancianos que se encontraban a mi izquierda.
Mareo. Ojos cerrados, bolsa en la mano
Ambos con los ojos cerrados, uno, con la capucha de la chilaba tapando la cabeza y protegiendo los ojos de la luz, como obviando la situación. Pero el autobús sigue con sus movimientos y el hombre se aferra a su bolsa amarilla. Pobre, no abrió los ojos durante el resto del trayecto.

El calor no cesa. En otra parada me desespero por la tardanza en arrancar. Suben al bus dos personas pidiendo limosna, una es una niña pequeñaja, como de seis años, y el otro es un hombre ciego. La mama de la niña esta abajo, en la calle, la está utilizando descaradamente. Saco el monedero y entrego a ambos unas monedas. Es una situación incomoda, y no me refiero a que me molesten físicamente, es la propia situación, la pobreza, la niña, la utilización, la sociedad que no se ocupa de sus gentes más necesitadas. Estamos llegando a destino y seguimos respirando aire caliente. Nunca llegue a entender como algunas personas eran capaces de vestir camisa, jersey y cazadora con aquella temperatura. A mí me bastaba con mi polo de licra de manga corta.

Gente sencilla en un mal autobús
Sube al bus un hombre joven con dos sacos semi-vacíos y sin más, los suelta en el medio del pasillo sin importarle donde caen ni a quien molestan, mira a su alrededor y se sienta. No tarda mucho en aparecer el cobrador para hacer su trabajo y al ver los sacos pregunta por su propietario. El calla, se le ve ausente, y entonces alguien lo señala con su dedo índice. El cobrador se enfada, le grita cosas en árabe y el otro le mira sin decir palabra, ni se inmuta. A este hombre no le va bien la cabeza, se nota palpablemente así que el cobrador desiste y se va. Los sacos quedan donde estaban.

Un niño morenísimo, casi negro, de unos cinco años ocupa uno de los asientos que dejan libre los dos ancianos. Me mira fija y constantemente, muy serio. Debo ser una novedad para él, con mis barbas, ese pantalón corto que da tanto el cante y que deja ver unas piernas peludas... Tiene unos ojos redondos y grandotes. Trato de arrancarle una sonrisa haciendo mil payasadas pero no hay forma. Me da rabia no haber visto su sonrisa.

Llegamos a la estación. Espero a que saquen todo el equipaje y bajo la bicicleta. Me dirijo a la salida y de  inmediato soy asaltado por el buscavidas de turno. A veces no saben a ciencia cierta si vas o vienes, pero si llegas te ofrecen hotel y si viajas te aconsejan el bus que a ellos interesa. Y en la calle esperan los taxistas, erre que erre, ofreciendo sus servicios.

Necesito una ducha así que busco un alojamiento a toda prisa.

viernes, 10 de mayo de 2013

DIARIO



Dia 9-5-13
Entrada a Marruecos por la frontera con Ceuta
MARTIL

Entré en Marruecos por la frontera con Céuta. En el bus que me trajo  desde Galicia a Algeciras conocí a Anass, un marroquí de 36 anos que me fue de gran ayuda. De entrada gracias a un contacto consiguió que pagara solo 20 euros por el billete del barco, ahorrándome al menos 10. Los tramites de entrada fueron rápidos, solo rellenar un papelito con los datos personales y sellar el pasaporte. Esta tarjeta la entrega el propio agente aunque te la ofreceran varios avispados junto con su ayuda para completarla. Si los utulizas ten preparado la propinilla acordada o que estimes oportuno.

La frontera marroquí me pareció un caos, una avalancha de gente andando, los coches pitando sin parar y cabreándose unos con los otros constantemente. Curiosamente los guardias no decían nada, o sea, todo parecía normal. Supongo que era yo quien no entendía bien todo aquel orden desordenado. De todos modos es exagerado lo que tocan el claxon los coches de aquí. Si el claxon consumiera gasolina, a cada taxi habría que ponerle detrás un coche nodriza de Repsol. Qué pesados son, de verdad. Dormí en Martil, en el albergue, en lo que definieron como “bungalow” pero solo eran 10 euros así que no seré demasiado critico. Mucho calor, más de lo que yo pensaba para esta época del año. Sobre 28-30 grados. La etapa fue corta hasta Martil pero me quedó la cara seca y algo quemada.  


Día 10
CHEFCHAOUEN

He llegado a Chefchaouen, la ciudad teñida de azul, según dicen para alejar a los mosquitos; Espero que sea cierto, toda vez que ayer mismo fui acribillado por un buen puñado de ellos.

Té con hierba buena
Otro día de un calor enorme así que llegué cansadísimo. Hasta el alojamiento hay que subir una cuesta del quince. Comí, que lo necesitaba, y he visitado la Medina. Es un pueblo precioso, y esta característica de las casas azuladas le dan un plus especial. 

En la plaza principal en torno a la cual gira la vida social y turística, me tomé un té con hierbabuena, exquisito, que me retrotrajo a los días vividos en Melilla. Antes de aquí tuve que pasar por Tetuan pero casi no me paré por miedo a coger más calor. Solo hice un alto para entrar en una tienda de comestibles que tenía cabinas de teléfono. El dependiente, un chico de unos 40 años, estaba detrás del mostrador cuando le saludé con un “bonjour” para a continuación preguntarle si hablaba algo de español. Aquel hombre me miró raro y se acercó a mí para preguntarme con cara muy seria y en un aceptable castellano: ¿Y tu, hablas árabe? Aquí se habla árabe, y en España español, añadió  Después de mi sorpresa inicial le dije que no, que no lo hablaba, y bien que lo sentía, pero yo estaba de visita en su país porque me gusta mucho y, además, la gente “suele ser muy amable conmigo”. Añadí que quería llamar al amigo Anass que vive en Tetuan y ahí se acabo el mal rollo porque el hombre salió del mostrador con un puñado de monedas para el teléfono y me marcó él mismo el número. Aun no sé que le hizo más efecto, si mi educada respuesta o lo del amigo marroquí. Me despedí con un amable “Shukran” (gracias en árabe marroquí  que para eso soy un tío educado y más cuando viajo. Lo cierto es que me dedicó una leve sonrisa, o eso me pareció.

Mañana entro en una zona de escasa población camino de Fes. 



Día 11
FEZ

Tenía información de que era una etapa difícil y por ello salí de Fez en autobús. Los paisajes que veo hasta ahora son bastante monótonos aunque más verdes de lo que había imaginado. Me interesa el rural, y lo que se ve es una sucesión de casas aisladas y pueblos de edificios unifamiliares, todos con la típica construcción de tejados planos, personas trabajando el campo o cuidando cabras y vacas. Hay una colonia grandísima de asnos toda vez que son muy versátiles desde el punto de vista de las tareas; lo mismo cargan con cualquier cosa que son utilizados para tirar de un arado.

En Fez la estación de CTM está a las afueras de la zona nueva así que hasta La Medina me desplacé en bici para ir a hospedarme a un riad concreto. El caso es que alrededor de las murallas se celebraba mercado, el de los sábados, supongo. Digo aquí lo que comente de la frontera; yo me encontré con un trajín de vehículos de todo tipo y pelaje que sirven para todo, y cuando digo todo es eso exactamente. Cargan personas solas o entre muebles o bicicletas, por poner un ejemplo. Las personas cruzan por cualquier lado entre un maremágnum de vehículos, y yo con mi bici estaba acobardado sin casi saber como moverme. Yo diría que es un caos pero supongo que es según el punto de vista que se viva. lo cierto es que con tanto lío busqué dónde dormir cerca de las murallas y al no encontrar una calidad-precio razonable me volví a la parte nueva de la ciudad y localicé el hostel de albergues Juveniles de los que tengo carnet. Y aquí estoy,tan ricamente, bien tratado con unas buenas instalaciones y pagando tan solo 8 euros.

Ha sido un día algo aburrido aunque he vivido el tema transporte en bus,que tiene sus cosillas de por acá y hasta me dio tiempo a cabrearme con un "estirao" de la compañía que me hizo pagar suplemento por bici. Otros suben con tres maletas y no les dicen nada pero a este tonto español le hizo pagar por el resto.

Solo tres día en Marruecos y ya cansa un poco el que cada día estén tras de mi unos cuantos "agentes" captadores de todo lo que se mueve. Me ofrecen de todo, alojamiento y transporte, especialmente, pero ya en Chefchaouen tuve ofertas de "hierba", cosa que no me extraño teniendo en cuenta que es la zona del Rif y aquí se cultiva.


Día 12
IFRANE

He llegado a este pueblo y empecé a sorprenderme por el orden, la limpieza, la cantidad de buenos negocios -incluyendo hoteles- y la muchísima gente que pasaba el domingo llenando las calles y los lugares de ocio. Tiene su palacio real (faltaría más), universidad y hasta una zona pública con red wifi gratuita. Me cuentan que es un lugar donde hay gente de todo tipo (se ven coches y motos de gama alta, buena ropa y sobre todo personas muy a la europea) que proceden de ciudades como Fes o Marrakes, o España, entre otros lugares, que vienen de fin de semana. Y yo que estaba cansado me busqué la vida alquilando una habitación en una casa por 20 euros. Por menos dinero y con una calidad aceptable, es difícil en Ifrane.

Pues si, llegué agotado. El calor me está afectando muchísimo y ganas me dieron de mandar todo a la mierda y volver a casa.

La verdad es que pensaba (otra cosa no, pero pensar mientras vas en bicicleta...) que voy a tener que darle la razón a ese colega de Vigo que vino hace unos años y que aseguraba en su blog que Marruecos no es país para recorrerlo en bicicleta. Especialmente si lo haces en solitario, añadiría yo, porque es muy agotador tener que estar atento a cien cosas a la vez. Mi bici es como un apéndice más mio, es algo de lo que es difícil separarse. Hay que hacer gestiones de muchos tipos: bancos, tiendas, hoteles, etc, y a la vez cuidar de ella para no "perderla". Por otra parte te pasas el día relacionándote con gente del lugar, tratando de entenderte con ellos, preguntando curiosidades o información y ello te lleva a una intensidad de vida que a veces agota. Yo pensaba estar tres semanas al menos por aquí pero me temo que por unas u otras circunstancias igual acabo bastante antes. No creo que por estar algunos días más deje de cumplir mis objetivos como viajero.

Cada día rondamos los 28-30 grados y yo acabé hoy muy estropeado. Vine a disfrutar y no a sufrir demasiado, así que trataré de ser más pragmático en los días sucesivos. Y eso me recuerda que en nada tengo que atravesar los Atlas camino de Ar-Rachidia y no estoy dispuesto a machacarme.
  
Concluyo. Hoy, la persona que me alquiló la habitación pensaba que yo era árabe. Ayer otra persona me pregunto si era paquistaní. Digo esto porque quien me conoce sabe que soy muy moreno pero es que estos días han bastado para que me haya puesto como un tizón; no moreno, no, negro de carallo.



Día 13
AL-RACHIDIA

Esta mañana salí de Ifrane pasadas las 6.30 y recorrí los 17 km hasta Azrou en un suspiro. Pero llegar a Timadhite fue otra historia porque el camino se empinó de pronto y me llevé un buen cansancio. El resto del camino fue en bus, ya que no pensaba ni de coña atravesar el Atlas hasta Al-Rachidia que es donde estoy.

El viaje en bus es uno de esos acontecimientos que quieres hacer compartiendo  todo con la gente de la tierra, Estos de aquí son gente del campo, muy auténtica. Pasé un calor enorme pues el único aire ‘acondicionado’ era el que entraba por la trampilla del techo. El personal se mareó hasta el punto de que el cobrador repartió puñados de bolsas de plástico; fue gracioso porque parecía que vomitaban por simpatía de unos con los otros.

El camino hasta llegar al Atlas discurría por un altiplano de escasísima vegetación, todo piedras, tierra y matorral bajo, que sólo las miles de cabras que lo habitan eran capaces de sacarles provecho. Las viviendas eran escasas y de adobe, una zona bastante pobre, lo mismo que las gentes que las habitan. Se veían niños pequeños y no tanto, que digo yo que siendo hoy lunes es que no van al cole. Supongo que en invierno vivirán con bastante dificultad pues no muy lejos se veían los montes nevados, lo que da una idea del frío que ha de hacer en esta planicie. La verdad es que intentar atravesar estas tierras en bicicleta debe ser toda una aventura para la que hay que llegar preparado de otro modo y con vehículos de apoyo.

Por lo demás, sigo disfrutando mucho con el contacto directo con esta gente sencilla. Te dan un trato amable sin exageraciones, como debe de ser, por otra parte.

En las estaciones es todo un ritual. Hay tipos al loro para con cualquier cosa que se mueva con tal de poder sacarte un dirham. Entre lo leído de otros viajeros y lo que aprendo sobre la marcha me voy defendiendo. Cuando como hoy no tengo ganas de complicarme la vida, dejo que alguien se me acerque ofreciendo alojamiento y si quedo satisfecho le pago su servicio con uno o dos euros. De todos modos, esta mañana al coger el bus había un galimatías de gente tratando de captarme que acabé al lado de un policía al que le pedí orientación y le puse una sonrisa de esas que dejan huella, jajaja. Sea como sea dio resultado, aunque yo creo que me cobraron algo más que a cualquier otro ciudadano de a pie, de hecho parte de mi dinero acabó en tres manos distintas, y eso no parece lógico.

Hoy, en este hotel me encontré con un familiar del dueño y que trabajaba en Barcelona hasta que la crisis le pasó factura y volvió. Me dice que el calor actual no es normal, así que estoy temblando
porque mañana me adentraré en bicicleta no menos de 70 km hacia el desierto. Si consigo dormir pronto me levantaré sobre el amanecer y aprovecharé mientras esté más fresquito.

Esto del calor hace que algunos lugareños me tengan mosca. En el autobús donde yo viajaba literalmente asado y haciendo un ejercicio mental de abstracción para combatir la desesperación, había personas que llevaban puesto camisa, jersey de lana y cazadora, lo juro por lo que más quiero. Y eran varios, lo mismo que por los pueblos. Increíble.

Lo de las mujeres y su modo de vida y sus sacrificios es algo que te acaba llamando la atención, Andar en bici es bueno porque el ritmo te permite fijarte en todo y he visto lo que curran estas señoras de por aquí. Me refiero a las que viven en el campo, claro. Ayer en uno de mis altos para tomar aliento vi como se las apañaba una señora para lavar la ropa. Hubiese podido grabarla o sacar fotos con discreción pero sentí vergüenza y, tan solo por el respeto que me mereció, decidí no hacerlo.

Voy a darle una visita al pueblo. Increíblemente cayeron unas gotitas hace un rato. Ojalá Alá permita que llueva y refresque. Son las seis de la tarde y los que venden ya empiezan a montar tenderetes de todo tipo. Vuelve la vida a las calles y yo voy a pasear por ellas.

14-05-13 
ERFOUD - DUNAS Erg Chebbi - ERFOUD

A las 5 de la mañana me levanto. Madrugo porque el calor sigue siendo agobiante. El problema es que el informante de turno se equivocó y no amanece hasta casi las seis. La gran suerte fue que el sol estaba tapado por las nubes y durante 40 km me permitió llevar buen ritmo, añadiendo a esto el que gran parte del recorrido discurría por un palmeral impresionante.


Llegué a Erfoud a tiempo para comer algo y pensaba llegar a  Merzouga a hacer noche. Pero a veces la suerte se da la vuelta de inmediato y justo al arrancar comenzó un fuerte viento de cara que acabó en una tormenta de arena que trastocó todos los planes. 

Solo 8 km que me costaron Dios y ayuda, y paré en el albergue Tifina, del que tenía referencia. Ahí se fraguó y se llevó a cabo lo siguiente: Ya que no podía continuar en bicicleta, pedí un 4x4 para que me llevara campo a través, a un albergue allá en las dunas, y alquilé uno de los paquetes que incluyen viaje de ida y vuelta en camello al campamento entre las dunas, dormida, cena, desayuno y vuelta. O sea, que hice lo que pensaba hacer pero antes. 

El viaje de una hora en el todo terreno a través de la tormenta que aún continuaba fue espectacular. En un momento dado, el conductor, hombre experimentado, tuvo que detener el vehículo durante unos instantes en los que dejó de visualizarse el camino porque la arena arrastrada por el aire lo tapaba todo.


Lo de la tormenta de arena fue muy malo para andar en bici porque llegué muy cansado por el viento en contra y con las alforjas blancas por el polvo y la arena acumulados. Pero en el desierto fue una experiencia fantástica. Para el viaje a la jaima coincidí con un grupo de cinco italianos muy majos. Esperando a que amainara el viento -cosa que no sucedió- arrancamos muy tarde por lo que la mitad del viaje en camello fue ya de noche y a la luz de las estrellas. Bueno, si no estoy equivocado eran los tuareg quienes viajaban de noche al fresquito y guiándose por ellas. Toda una experiencia porque la arena nos zurró de lo lindo y tuvimos que taparnos casi al completo.
Campamento

Campamento
Todo ese ajetreo le quitó parte del romanticismo de este tipo de experiencia, pero en contrapartida nos dio una pequeña muestra de realidad de lo duro que es esa vida.

Dormimos todos fatal porque arreciaba el aire una barbaridad y el polvo y la arena se colaban por las rendijas de la jaima. Tuve que poner la visera encima de la cara pero eso no impidió que de madrugara me despertara sobresaltado porque tenía polvo pegado dentro de la boca formando un pequeño bloque. Todo se llenó de arena. Una pasada, vamos. Muy rica la cena -tajine de pollo- y el desayuno -té, café con leche, pan y mermeladas. Y con la vuelta ya completé mis primeras 3 horas de pilotaje de camello, jajajaja, que no todo el mundo puede hacerlo. Aconsejo muy mucho este viaje y esta experiencia.


DIA 15
ERFOUZ 
Esta mañana (hablo del día 15) los italianos subieron a una gran duna caminado y eso retrasó algo la salida. En cuanto llegamos salté del camello a la bici ya sin ducharme (para qué) y trate de llegar a Erfoud, donde estoy ahora, para coger el bus. Pero de nuevo el aire me retrasó y llegué tarde. Quedo a dormir aquí y mañana tomo el bus en busca de una jornada de descanso y avanzar hasta Tinghirm, donde el cambio de escenario ha de ser muy distinto. Ojalá remita algo el calor, que dicho sea de nuevo, todo el mundo confirma lo raro que es por estas fechas. Pero lo cierto es que raro o no, a mi me mata.

Ayer anduve en bici unos 90 km, y hoy 50. Añado a dos noches de dormir mal, otras dos de levantarme a las 5-5:30 y me sale que mañana no pego palo al agua.

 Sobre el viaje en sí mismo debo aceptar que estoy ya muy metido en el papel de viajero y que me muevo con facilidad, con ciertas actitudes aprendidas y con pocas sorpresas de los cazaeuros que te salen al encuentro en cuanto te localizan. Hasta su "caos" cotidiano ya no me sorprende tanto.

En en interior de la haima



El desayuno


Había que protegerse del sol y del aire


Subiendo a la gran duna

Concluyo. Esta mañana, al irnos de las dunas, aparecieron dos niñas y un niño que viven allí todo el año. Son hermanos. En silencio, colocaron sobre la arena pulcramente alineadas sus artesanías de elaboración propia (les ayuda la mamá) y quedaron a la espera de que estos turistas de turno pasáramos a comprar. 
Artesanía de los niños

Entre todos algo llevamos, sí, pero lo que me llamó la atención es que no iban al colegio. Fue lo primero que pregunté al verlos. Parece ser que la escolarización es obligatoria, cosa que dando por cierta demuestra, junto a los otras casos que he visto, la poca o nula vigilancia que existe para hacer cumplir la ley. Me acordé de inmediato del proyecto Escuelas Amigas y también de la acción contra el trabajo infantil. Ahora entiendo mejor la pregunta del profe de árabe (es saharagui) de si no sería posible plantearse esto en un colegio de El Aium

Caravana de regreso

Día 16
TINGHIR
Tenía ganas de llegar a este pueblo porque aquí están las Gargantas del Rio Todra.

El viaje en bus fue otro acierto de logística pues al calor cotidiano del cual trato de huir hay que añadir que el terreno es otro más de los desiertos de por aquí. piedras y tierra en una llanura del nunca acabar. Me entretuve mucho en el bus fijándome en la gente y sus comportamientos pues para mí eso es casi una necesidad. No se trata de cotilleo, no, es pura curiosidad. y este es un país de costumbres muy distintas de los nuestros en Europa. En todo caso si escribo algo de mis apreciaciones de esas horas viajando entre ellos las cuento en un aparte cualquiera y en otro momento.

Me falto tiempo para descargar las alforjas de la bici y sin parar a ducharme salí a recorrer con la bici los 14 km que me separaban de las Gargantas mencionadas. La verdad es que son impresionantes y se pueden ver por Internet bastantes fotos aunque yo colgaré las mías propias en el blog cuando acabe el viaje. Es un espacio natural, tanto es así que la Naturaleza tardo muchos siglos en dejar ese cañón maravilloso. Pero yo, ecologista convencido debo decir que agarre un buen enfado. Desconozco si esto tiene categoría de parque nacional y esta protegido pero por el comportamiento de la gente no parece que sea así. Para empezar, los visitantes marroquís meten el coche hasta el centro del cauce y allí toman sus viandas como si estuviesen de visita campestre.

Gargantas del Todra

Vehículos y señales de prohibido aparcar

Pero aquí anuncia aparcamiento para 4x4 y otros. ¡En el cauce del río!

Un cartelito anuncia parking para 4x4 y la flecha indica al cauce, sobre la arena. Había personas practicando por unos pocos dirham escalada sobre unos cuantos metros (las cuerdas están sujetas a clavos en la pared). Y algunas mujeres lavan en el río soltando suciedad y detergentes en unas aguas clarísimas y sin polucionar. Y chiringuitos de todo tipo instalados sin orden ni concierto, en fin, una pena.


Lavando ropa
Valle del Todra, Entre las gargantas y Thingir
Al volver al pueblo se me acerco uno de esos buscavidas que abundan por acá (se buscan la pela como pueden aunque este quiso engañarme) y me acompaño hasta el barrio judío donde hay una asociación de mujeres divorciadas que tejen por su manutención y alojamiento. o algo parecido. Estaba cerrado pero si visite un taller privado de un judío. El y su mujer fueron realmente amables, a pesar de haberles advertido que viajaba en bicicleta y que no compraría nada. Vi como tejía durante unos minutos y me enseñaros alfombras y otras piezas fantásticas. Si vuelvo algún día tiene mi promesa de visita, ya con otro interés comercial. Así si, con honestidad, eso se valora y no el engaño. Al final el tipo que me contacto me pedía dinero para la asociación de divorciadas, que cara dura. También los buscavidas estos merecen su apartado.

Seguí los pasos de unos colegas de Vigo y me aloje en Maison d' hotes "Retur to calm". La relación calidad precio es buena. Y en los 14 km a las Gargantas hay alojamiento para aburrir, incluyendo camping.


Día 17
KELAAT M'GOUNA
Salí temprano esta mañana con idea de ser poco castigado por el sol durante los 80 km de ruta. Para mi sorpresa hoy la temperatura bajo un poco y por una vez Ala fue generoso con este mal cristiano y me envió viento de cola, no fuerte eso si, pero suficiente para avanzar mas rápido y sufriendo bastante menos de lo habitual.

Fue una etapa llana, sin historia, por una tierra plana y árida que nada aporto a lo ya visto. Pero hoy especialmente me he cabreado muchísimo con los conductores lugareños porque no saben lo que es respeto cuando conducen. También haré un apartado al respecto, pero decir que un camión (su conductor, claro) me saco a la cuneta llena de piedras porque no me salí del asfalto cuando llego a ni altura tocando el claxon como un loco. El mal nacido empezó a rebasarme y se pego a la derecha tan intencionadamente que consiguió su objetivo de sacarme al puñetero arcén. Mecagoentodo. aun me dura la mala leche.También hoy copie el hotel de alojamiento. Estoy cansado y no me importa pagar los 300 dirham que cuesta (27.40 € al cambio que me hicieron en la frontera). Esta razonablemente bien pero en España de sus 3 estrellas seguro que le dejamos caer una o dos. Eso sí, por fin la ducha es una cosa independiente de las otras piezas del aseo aunque deba sujetarla con la mano por falta de enganche alto.

Mañana toca pedalear a Ouarzazate casi 100 Km.

 
Día 18

OURZATATE y MARRAKESCH


Me levante a las siete y di cuenta del desayuno en el hotel, que para eso estaba pagado. Luego la ruta casi plana, con paisajes cambiantes, ahora ya no todo es árido y llano.

A estas alturas de la aventurilla yo me encuentro algo cansado, mas bien algo aburrido. La soledad suelo soportarla bien pero esta vez, el calor y un no se que con la gente que no acaba de cuajar ha hecho que empiece a batirme en retirada buscando las tierras del norte.

Tenia pensado quedar en Ourzazate un par de días pero he preferido ni pasar esta noche, Por ello al llegar, con el tiempo de tomar un café, decidí subir al autobús y pernoctar en Marrakesch donde si me voy a quedar esos dos días para darme descanso a mi y sobre todo a mi rodilla maltrecha. Me hospedo en el hostel de Albergues Juveniles pues como de costumbre ofrecen la mejor relación calidad precio,

La etapa fue pedalear sin mas, sin historia, El sol no dio la lata y de hecho hacia fresquillo por la mañana.

El posterior viaje en autobús fue toda una pasada, cruzar el Atlas camino a Marrakesch ha sido una experiencia que repetiría gusto, incluso en bicicleta porque los paisajes son tan maravillosos que no despegaba la vista de ellos. Hice fotos para hartar pero me temo que pocas serán aprovechables. Me fascino el subir y bajar cuestas sobre una tormentosa carretera y un fondo de montañas y valles de multitud de colores genialmente compaginados. Viajar en primavera te ofrece siempre alicientes de este tipo.

Interior de un viejo autobús

El otro aspecto es el de la gente viajera. Siempre me han tocado unos autobuses que son unos trastos rodantes. Los usuarios eran todos gente del campo sencillísima y genial. Fui medianamente previsor y llevaba puesto un chaleco que no impidió que pasara algo de frío, especialmente en la cima de los montes donde la niebla era espesa. Y las ventanillas iban casi todas abiertas para que alguna gente, bastantes en realidad, se refrescaran y así no marearse tanto. Muchísima gente necesito bolsas para el vomito porque la tortuosa carretera no dejaba indiferente a nadie, Yo no me maree, pero confieso que en las bajada agarre un miedo importante. La carretera es horrorosa y estrecha, indigna de que la cataloguen de nacional. Pero aquí estamos y recordarlo sentado sobre tierra firme es agradable. Tuve envidia de cuatro ciclo turistas cargados de alforjas y tiendas de campaña; iban tapados hasta la orejas y con mucha ropa. Los que andan en bici saben muy bien lo que representa una bajada de un gran puerto con frió de por medio.


Atlas. Bajando hacia Marakesch


Atlas


Atlas
Atlas. Cicloturistas bajando el puerto

Allá en la cima, en la parada del café hay, como de costumbre, puestos de venta de muchas cosas. Uno de los vendedores, un tal Brahim, que resulto una persona amabilísima, necesito tan solo diez minutos para esto: ofrecerme a la venta alguno de los minerales de su puesto que yo rechacé amablemente porque al ir en bici no quiero mas carga. Le pedí una foto juntos y acepto más aun, me pidió que le sacara una al el al lado del otro puesto anexo, uno de fruta. Se empeño en darme regalada una bola negra de piedra que yo no aceptaba hasta que ya no pude rechazarlo porque hubiese sido una grosería ante tantísima insistencia, Pues cuando la acepte, la cogió le quito una gomita que tenia alrededor y la abrió como si fuera un huevo apareciendo un interior precioso y plateado que de algún modo la Naturaleza dejo así. Quede pasmado. Y aun tuvo tiempo de sentarnos a una mesa a un matrimonio francés y a mi ante un té de cortesía. Y todo ello no le llevo más de diez minutos. Así que entre el paisaje, los pasajeros y Brahim, el viaje el día, ha sido único.
Brahim junto a su puerto de artesanía y minerales
Regalo de Brahim


Interios del "huevo"


















 

  


Día 19

RABAT - descanso


Jornada de no pedaleo, pero me canse mas que nunca por todo lo que patee las calles de Marrakesch, especialmente por la medina y la famosísima plaza Djemaa el Fna. Saque muchas fotos, así que no aburriré contando de esta plaza nada nuevo que no figure en Internet. Lo que me queda muy claro es que en Marruecos se compra y se vende de todo y constantemente. Es un mercado continuo de un bullicio asombroso donde lo mismo te tomas un zumo natural por menos de 40 céntimos de euro mientras ves al encantador de serpientes o te sacan una muela, que hasta ese servicio te prestan en la plaza. Veamos algunas fotografías:


Trajes típicos.


Serpientes de los "encantadores"


¿Te duele una muela?, ¿necesitas una dentadura barata?


Artesanias




Las tatuadoras tienen mucho éxito







Día 20

RABAT

Mañana empiezo a pedalear por tres u cuatro días de modo continuo. Estoy de un vago atroz pero esta vez el haber vuelto a ver el mar me anima mucho. Si en algo se tenía que notar el haber llegado a la costa Atlántica es que te ofrecen pescado por todas partes en los menús. Evidentemente, le hinque el diente en cuanto pude.


Calle estrecha en ma medina  

Parte moderna de Rabat. Tranvía


Albergue donde me hospedé


Vista general de una parte de la ciudad


Murallas 

Para no ser menos que las demás Medinas, la de Rabat es increíblemente activa. En esta parece que los comerciantes están especializados en la venta de material telefónico. Puedes encontrar cualquier tipo de teléfono móvil, no sé si nuevos o usados pero da la sensación de que  todos los cachivaches del mundo estén aquí.  


Especias, semillas...

Puesto del artesano en instrum. musicales





Buenas bicis de segunda mano
Vi unas bicicletas de montana de segunda mano que tenían una pinta genial. Me llamó especialmente la atención los puestos de escribiente, con su máquina de escribir y sus sillas alrededor de la mesa. En estos puestos pasan a máquina todo tipo de documentos a personas que tienen pocos medios o ninguno. En la práctica es una gestoría para cosas muy cotidianas. 


Escribanos en la Medina de Rabat



Como siempre me interné en las calles más estrechas y no concurridas por lo turistas ya que siempre se ven cosas interesantes. Esto me recuerda que al hablar de Marrakesch no comente una anécdota ocurrida con un artesano en una de esas calles poco transitadas que acabo de mencionar. Este hombre trabaja la madera y hace instrumentos musicales. El caso es que al pasar por delante no pude evitar pararme y pedí permiso para observarlo hacer su trabajo. Si, autorizado. Trabajaba ahuecando un trozo de madera como lo harían hace siglos. En la mano derecha sostenía un arco cuya cuerda enrollaba a un embolo y lo hacía girar moviéndolo de atrás y adelante, como en los dibujos que enseñan cómo se hacía fuego antiguamente. Y su mano izquierda y sus pies se movían acompasadamente dirigiendo el formón hacia la madera y modelando y cortando a su gusto. Me pregunto de donde era y acto seguido agarró un pequeño cilindro de madera y se puso a tornearlo durante un brevísimo tiempo hasta acabar una pieza que me entrego y me dijo que era un regalo, que me traería suerte. Quedé pasmado porque todo fue tan rápido que ni me entere y además, tiene una forma bonita y un par de aros insertados que parece increíble que aquello saliera de sus manos (y sus pies) de modo tan habilidosos y rápido.  Me alegro el día y me alegre de haberme adentrado en esas calles estrechas de la Medina.


Hecha expresamente para mí. Me encantó


Día 21

RABAT

Los planes se han torcido para disgusto mío. Ayer noche llovió abundantemente y esta mañana a las siete me levante pero la lluvia seguía y decidí quedarme un día mas en Rabat. De todos modos ando con problemas en el vientre y creo  que la causa es una carne bastante picante que tome ayer. En fin, otro día aquí, así que aproveché para conocerlo algo mas moviéndome por la ciudad en bicicleta. De paso tonifique los músculos porque tanto relax no es bueno.

Hice varios kilómetros por la ciudad, espacialmente por la costa ya que deseaba conocer la zona de playas. Ha sido una desilusión porque de playas nada de nada alguna pequeñísima cala y algún rincón con arena. La ciudad es demasiado populosa y muy polucionada. No me aportó nada sorprendente y desde ese punto de vista quede desilusionado. Supongo que en un tour turístico tendrá cosas muy interesantes para visitar y ver pero este no es el caso ni el viaje.

Si saque un par de fotos de un cementerio que ocupa una grandísima extensión en una ladera frente a la costa.

Pero el día me depararía una sorpresa. Eran las últimas horas de la tarde cuando me encontré en albergue con Karam. Yo estaba sentado en el patio y me saludó. Estuvimos de charla alrededor de hora y media, gracias especialmente a que el habla algo de español. También bastante de inglés. Me hacía constantes mezclas de ambos idiomas lo que a veces me originaba un cacao cerebral. 

Karam tiene cincuenta y nueve años, es más joven que yo. Trabaja como profesor de biología en Chefchuaen, casado, con cinco hijas (eso entendí) y cuatro esposas que, por supuesto, no conviven juntas, jajaja. Dice que no se llevan bien. Cosas del Islamismo que al parecer a el le supone una ventaja pues me decia que eso mismo podría hacer yo si me convertía. ¿ventaja?, ahí empecé a sospechar que era poco inteligente, jeje. Bueno, pues de este hombre saque la conclusion de que era persona con un grado de cultura importante y bastante viajado. Pero también pude comprobar otro grado, pero este de fanatismo en el aspecto religioso. 

Karam se apasiona hablando de el, de su país, de su religión y de su lengua. Pide un papel, cogemos un folio de recepción y con mi propio bolígrafo empieza a darme una apasionada lección sobre el alfabeto árabe. Y se adentra ya en el Corán, que me recomienda leer pues es algo genial, nada comparado con la Biblia que es, según él, todo mentira y demostrable. Yo trato de llevar el debate hacia la intolerancia de su religión pero niega ese aspecto. Le hago referncia a los atentados de Madrid y a la muerte de tantos inocentes y él no lo condena. Pronto empezamos a estar en desacuerdo y ambos nos desinflamos pero no hay enfrentamiento, somos personas educadas. Es una pena porque tuvimos una charla muy interesante mientras duró. Debo reconocer que yo necesitaba algo asi pues en este viaje pasan los dias y es difícil encadenar varias frases inteligentes con algun interlocutor.

Como muestra ahí quedó el papel lleno de referencias bien visibles. Palabras como JIHAD, ALLAH, esquemas de mapas de España y Africa. Lineas de ataques e invasiones, etc. Finalmente Karam se fue al aseo a cumplir con sus ritos religiosos, a hacer sus abluciones. El sol se había puesto ya.


Plasmación sobre papel de las elucubraciones interesadas de Karam
  

Día 22
SOUK ELARBAA DU GHARB
¿Puerta?
¿Aseo?
Hoy, casi a las cinco de a tarde llegue a este pueblo de nombre impronunciable para mí. Fueron casi diez horas de pedaleo y 122 km según el contador de la bici. La paliza es tan importante que estoy reventado. Ni de coña tenía pensado hacer tanta ruta pero fue la búsqueda de una maldita cama la que me trajo hasta aquí. Ni una pensión, hotel o similar. Y aquí hay dos "hoteles". El uno no tiene duchas y el otro me dijeron que con agua fría solamente. Bueno, la habitación, las puertas, el baño, todo, todo es una asquerosidad tan grande que los mandaría a tomar por el saco si no fuera que estoy en unas condiciones físicas tan lamentables que me duermo en cualquier lado. Trabajo me está costando escribir esto en este teclado del cyber local lleno de mugre. Coño, casi se pegan los dedos a las teclas. Me he aseado como pude, por partes, porque el agua salía sin presión. En fin, las imágenes cuentan mejor que yo la calidad de esto que he alquilado. Y como la cerradura es todo menos segura acabé poniendo la bici contra la puerta, por dentro, como medida de seguridad pues está destrozada, rota hasta el punto que si le das un empujón con una sola mano y flojito te la llevas por delante. Nada ha de pasar, pero por si acaso. Jamás pensé que me ofrecerían algo tan pésimo.

A las diez de la mañana ya había ido al baño tres veces. Mis tripas continúan metiendo ruido y haciendo movimientos extraños. No explicare con detalle como llego mi ropa interior, baste decir que de inmediato tuve que lavarla. Necesito, mejorar de esto o (tiene síntomas de una gastroenteritis) mañana planto, cosa que prefiero evitar para conocer como es esa parte de la costa mas turística de Marruecos entre Larache y Tánger.
Y no hay mas historia de este día, salvo que unos críos imbéciles me lanzaron piedras. La coña es que ya me lo han hecho por segunda vez en este viaje. La primera  en una de las entradas a la Medina de Marrakesch. Unos chavalotes con muchísimo descaro mitraban para mi bolsa colgada al hombro (yo iba  a pie). Les mire serio, y unos pasos más adelante una piedra salto a mi lado justo cuando un taxista me ofrecía sus servicios. Fue este taxista el que se fue hacia ellos y les soltó una bronca. A mí me dio una palmadita y me hizo ver que no le diera importancia. Y hoy, otra chavalada que estaba jugando al futbol cuando yo pasaba pretendió a gritos que me parara y corrían a lo largo de la carretera. Por supuesto no pare y ya casi esperándolo la piedra de turno golpeo muy cerca de mí. Me paré con muy cabreado y me encare a ellos. Entre insultos, se alejaron. Pues a estas situaciones que alguien definiría como "cosa de críos" a mí no me gustan nada. No dicen mucho en beneficio de la educación de quien las practica y además me recuerda la mala impresión que me llevo de sus mayores respecto al poco respeto que como viajero ciclista he recibido. Y no hablemos de los conductores, ellos son, como usuarios de la carretera la cosa más irresponsable e irrespetuosa que jamás he visto. Bueno, pues los niños se educan en este ambiente. Francamente, me ha jodido muchísimo que me apedrearan, me invadió una sensación sumamente desagradable que es fácil de entender por cualquiera.



Día 23
LARACHE
Se acaba el pedaleo. Mañana ya en Tanger para coger el bus de vuelta a Galicia.

Han sido casi ochenta kilómetros de los cuales me dieron problemas los últimos treinta por el viento de cara. Se ve que la brisa marina andaba cerca. De todos modos hoy la gente anda abrigada en Larache, se acabaron ya hace días aquellos del calor tortuoso.

No he recorrido mucho la ciudad porque me encuentro cansado. Sí he visto la cantidad de influencias idiomáticas que dejaron por acá los españoles. Me alojo en el hotel España que a lo que se ve es un histórico que ha sido mejorado. Esta bien, sin pretensiones pero es un diez estrellas comparado con lo de ayer. Y al lado del hotel esta la plaza que llevaba el nombre de España pero claro, y en buena lógica, ya le han cambiado el nombre y ahora se llama Plaza de la Independencia. ¿Podía ser de otro modo?, jajaja.
Larache


Larache


Larache


Larache-Plaza de España


Larache-Plaza de España
Hace un rato leía un correo de la amiga Alicia y me pedía que no fuese tan pesimista y más comprensible con la gente. Es verdad que aquí, el que viaja entre ellos y sus costumbres soy yo, el extranjero soy yo. Entiendo lo que me dice pero en realidad mis quejas van mas encaminadas a una falta de respeto hacia otros, a mi en este caso. Flotaría más que yo no respetara sus costumbres. Así lo hago a pesar de que no todas me gusten.

Curiosamente en esta etapa de hoy ha habido un cambio sustancial en el comportamiento de la gente. He recibido muchas frases de ánimo y saludo de bastantes conductores, bien sea con el claxon o agitando la mano. Y de esos saludos, los que más me gustaron eran los que provenían de gente joven. La pregunta es porqué tal cambio en las actitudes. A mi solo se me ocurre pensar en que llegué a la costa, a una zona muy concurrida de turismo y la gente esta habituada a los foráneos. He cambiado el centro, el rural por todo lo contrario. Siempre estuve de acuerdo con aquello de que el medio condiciona la vida y la actitud de la gente. Quizá sea esa la explicación pero, sea por lo que sea, me ha encantado.

Si persiste este viento mañana subo al bus hasta Tetuan, no es cuestión de pasarlo mal el ultimo día. Y la bici hoy tenia actitudes extrañas. Los radios "cantaban" de un modo bastante sonoro y miedo he tenido de que se rompiera alguno.


Día 24
Entrada a España por Tanger
LARACHE-TANGER-TARIFA-ALGECIRAS

Con la llegada a Algeciras acabo de cerrar el circulo físico de este periplo viajero. Solo me queda volver a Galicia. Eso sera mañana.

Mi cabeza ya no estaba en la carretera así que monté en el bus camino de Tanger. Yo tenia información de que el barco me traería directamente a Algeciras pero no añadieron que esa posibilidad era desde un puerto nuevo situado a 50 km. Solo tenia barco hasta Tarifa así que a esperar tres horas. Y pase el apurón del siglo para cambiar el billete de bus para Pontevedra pues al no llegar a tiempo perdía los mas de 80 euros que cuesta. Al final tras una peripecia telefónica desde el propio puerto de Tanger alguien muy amable de la compañia Dainco me lo solucionó. 

La larga espera del barco la pase con todo un personaje de Málaga, muy conocido en esa capital y del que no daré referencias. Pedazo de coche llevaba el tío, un deportivo biplaza de los que te hacen girar la cabeza. Me contó casi toda su vida así que el tiempo paso muy rápido. 

Como imaginaba, el tramo de costa que va desde Larache hasta unos quince kilómetros de Tanger es prácticamente un arenal contínuo y por lo que vi, con un enorme potencial turístico. Pocas urbanizaciones y poca venta. Se ve que la crisis alcanza a todo quisque. 


Playas de varios kilómetros hasta cerca de Tanger







Hoy me siento realmente cansado. Creo que tiene mucho que ver el haber perdido la tensión y dejar de pensar en el día de mañana, en el siguiente trazado, los kilómetros, en el viaje o en dónde dormir Mis problemas estomacales e intestinales aun persisten, aunque con mucha mas levedad. Al menos, en el día de hoy no he tenido que salir corriendo buscando un aseo. Aún me sigo preguntando sobre las causas de este problema.

Y ahora, como le decía a una amiga por correo, tengo ganas de llegar y no pegar blanca en un par de días. Necesito no pensar en nada y hacer lo mínimo posible durante ese tiempo. Sí, supongo que pondré en orden este sencillo blog y colgare las fotos que hice una vez filtradas y comentadas.



FIN DEL DIARIO